lunes, 14 de junio de 2021

Teorema de “Empresa Cuatripartita” - Párrafo 1/4.- Factor Humano. Empleo y Sindicalismo.

Para: VI SIRSO

SIMPOSIO INTERNACIONAL DE RSE DE LAS ORGANIZACIONES

Steinfeld Adalberto Tadeo - Argentina

  Introducción

 El reconocimiento de nuestra realidad socio-económica y un diálogo franco de Responsabilidad Social, debiera ayudarnos a corregir y superar el desorden comunitario con mezquindades y desigualdades en que vivimos, producto de disimiles y convivientes causas que contribuimos a generar.

Validando nuestro teorema, de “Empresa Cuatripartita”,  concebimos la toma de conciencia colectiva y compromiso de cambio, tributando mediante la colaboración de los actores y las experiencias globales, al diálogo ampliado liderado por la empresa, fomentando la participación activa de todos como: trabajadores desde sus organizaciones gremiales; ONGs comprometidas con DDHH, consumidores y medio ambiente, sumado al fomento y ordenamiento democrático del Estado, promoviendo en propuestas concretas de transición a un nuevo orden corporativo que teorizamos y comparamos.

La identificación de documentos fundantes para quienes asuman la gestión de cualquier tipo de organización, ayudará a acreditar conocimiento y capacitación, predisponiendo aptitudes personales que faciliten el ejercicio del poder conductual y, además, contribuir a la vocación de adoptar compromisos concretos, involucrando su saber académico con factores y conductas humanas, interrelaciones profesionales e institucionales, aceptando aportes de los sectores sociales indiscutiblemente involucrados.

Garantía, esta de una evaluación equilibrada de riesgos de gobernanza y sustentabilidad de resultados en temas como;

 

♦          Párrafo 1.- Empresa. Valores y Compromisos.

 ♦          Párrafo 2.- Factor Humano. Empleo y Sindicalismo.

 ♦          Párrafo 3.- ONGs Sociales. Consumidores. Medio ambiente.

 ♦          Párrafo 4.- Estado y Democracia.


 

Párrafo 1.- Empresa. Valores y Compromisos.

 

Con el ejercicio del diálogo y la participación, en un plano de respeto e igualdad, sostenemos nuestra proposición como “teorema”, partiendo de axiomas, postulados y proposiciones manifiestas, asumiendo que, fuera de la Universidad, otro de los lugares de indiscutido involucramiento socio-cultural con capacidad de influencia y formación de conducta social, es la llamada “EMPRESA”.

Ella cuenta con las herramientas adecuadas para complementar su alcance en la conducta individual y colectiva de sus directivos; en la motivación de superación y capacitación de sus empleados; en la influencia sociológica y comercial de su cadena de valor; en la incorporación tanto de tecnología como de valores en su accionar cotidiano; en el respeto y la preservación de los recursos naturales directa e indirectamente utilizados; hasta la función de reconocer la necesidad de promover un cambio protagónico y trasversal de la sociedad desde el ejercicio de su propia Responsabilidad Social.

Es la empresa, con su accionar y comportamiento trasparente y ético, la que cuenta con mayor capacidad para promover desde el concepto de “Valor Compartido”, la construcción de un contexto de libertad y participación que permita el desarrollo humano de su comunidad y superación de la apatía participativa que contribuye a nuestra decadencia y declinación social, con el consiguiente deterioro del nivel de vida.

Por ello, debe asumirse el vínculo más allá del primario objetivo de asociación entre Capital y Trabajo como lo conocemos, concretando propuestas superadoras que la involucren, desterrando la obtención de utilidades “a costa de” y reconociendo también el no corto lapso de tiempo que insumirá la implementación del cambio.

El ejercicio actual de Responsabilidad Social Empresaria, como sabemos, no es ni nuevo, ni novedoso, ni monotemático. Amplios y frondosos son los ejemplos que circundan el universo, reflejando las nobles intenciones de muchos dirigentes y la potencial riqueza de su ejercicio desde el concepto que denominamos: “Empresa Cuatripartita”, el cual promovemos como ideal de conducta organizacional.

¿Pero . . .? ¿Hasta dónde puede llegar el éxito del cambio necesario solo por voluntad propia y con herramientas unilaterales en temas de trabajo decente, protección social, defensa del medio ambiente, respeto y acatamiento a normas, leyes y valores universales, auditoréo a proveedores y clientes internos, transparencia de comunicación de objetivos y gestión, entre otros aspectos?

¿Nos permitirá el diálogo en forma conjunta, la identificación de deficiencias a superar, rendición de cuentas y adopción de acciones contra la corrupción?

¿Se podrá analizar la lógica de distribución equitativa, sin la confrontación de poder, más la creación de valor presente y futuro para la empresa, las personas y la comunidad en simultaneo, desechando lo particular y mezquino y si comprometerse a subsanar los impactos negativos que sus decisiones y actividades ocasionan a la sociedad?

La incertidumbre, la ansiedad y la fragilidad humana al igual que la salud, el nivel de empleo, la educación, la concentración de riqueza, el desarrollo económico, la creatividad y la eficiencia productiva necesitan la atención de quienes conducen, con su idoneidad  y temple para sobreponerse a negatividades heredadas y despertar entusiasmo, adhesión y esperanza de inversores y colaboradores, logrando su involucramiento y rol protagónico en función del momento y la complejidad del desafío.

Para modificar un modelo empresarial basado en la imperativa unilateralidad corporativa como principio de gobernanza (“el que paga manda”), deslindando responsabilidades y menospreciando el salario de sus colaboradores para usarlo como regulador de obediencia, necesidades o consumo, promotor indiscutido de disputas y confrontaciones sociales, sería hipócrita no reconocer la obligación simultanea de generar en cada uno de los distintos actores convivientes, similares evoluciones mentales  de pensamiento, reflejadas en el accionar de cada día.

Seguramente la dificultad mayor radique en superar la convivencia con los prejuicios, antinomias y raigambres culturales, encolumnar objetivos y procedimientos, sin un consenso colectivo de principios y valores previos, motivador del pensar que debemos desterrar la confrontación y la pretensión de imponer al otro nuestras propias doctrinas, revalorizando como práctica habitual y progresiva, el intercambio de ideas y experiencias en la reconstrucción de esas variables institucionales, sociales, culturales y macro económicas dogmatizadas.

Nadie puede declararse prescindible en la construcción de un diferente orden social, ni permitir ser excluido de cualquiera de las diferentes etapas del proceso de transformación organizativa. Tampoco puede desconocerse la importancia y el rol contagioso que imponen las empresas pujantes, emprendedoras y distribuidoras de bienestar en cualquier indeterminado espacio social. Promotoras tanto de esfuerzos como de expectativas de crecimiento, pero con un trasversal valor atendible a contrarrestar: “la desconfianza de los empleados y de un sector de la sociedad”.

Mediante el diálogo interno abierto y trasparente, con plena libertad, respeto y reconocimiento de jerarquías, capacidades y saberes mutuos, debemos permitirnos enriquecernos intelectualmente y transformar paulatinamente la concepción de las relaciones y con ella la distribución justa y equitativa de las riquezas que en conjunto seamos capaces de generar, merituando riesgos y esfuerzos asumidos, generando equidad e igualdad de posibilidades.

Debe modificarse el modelo de empresa que asume un ego-sistema autocomplaciente, a otra que impulse un eco-sistema, comunitariamente comprometido, donde los intereses de los humanos y la naturaleza estén reconocidos y preservados. Donde todas las opiniones sean escuchadas como hoy en día que, bajo el paraguas de RSE, en muchas empresas se ha optado por la constitución de incipientes “Comités Internos” que abalan y practican esa conducta de diálogo e intercambio de información en los diversos temas, rindiendo cuentas a su comunidad en sus periódicos Balances Sociales, incluyendo la existencia y la resolución de conflictos internos, género, violencia, empoderamiento familiar, DD.HH. reciclado, consumo, obtención y utilización responsable de recursos agotables del planeta.

Su sustentabilidad será sostenida por la gestión adecuada del conocimiento generalizado de sus recursos, que aumentarán el valor de sus productos y servicios ofrecidos y la confianza de sus clientes y consumidores, logrando la satisfacción de sus empleados y colaboradores externos, aumentando las utilidades a distribuir entre sus accionistas, cumpliendo las obligaciones fiscales, preservando el medio ambiente y contribuyendo, al mismo tiempo, al mejoramiento cultural de su sociedad circundante.

Para ello, el eje central tiene que estar regido por pautas de participación, transparencia, rendición de cuentas y una natural conducta de anticorrupción.

En lo particular, debe asumirse que el término “participación” fija un concepto ambivalente que transita desde procedimientos de consulta e información hasta la recepción y adopción de la contribución desinteresada e institucionalizada de los diferentes miembros, en los pre existentes canales orgánicos creados y al cual también individual y colectivamente, debemos adaptarnos a su ejercicio, por igual.

La trasparencia busca la honestidad de procedimientos y verosimilitud de compromisos y proyectos trasmitidos previamente a las partes involucradas.

Rendición de cuentas avala la asiduidad del cotejo, comparación y ajustes necesarios entre pretensiones aspiradas, logros alcanzados, resultados obtenidos y déficit generador de alternativas superadoras.

La práctica de anticorrupción cobija la conducta ética y ejemplar de objetivos y procedimientos en la búsqueda de esa riqueza que con su ejercicio se transforma en un confiable activo social.

Activos que como ejemplo práctico de complementación Cuatripartita debiéramos  también contabilizar para balancear entre: Capital Financiero, no abusivo, aportado por los inversionistas; el Capital Humano de los trabajadores, desterrando sentirse un “recurso” para ser reconocido por su aporte con su “saber y hacer”, acompañados por el equilibrio de sus organizaciones sindicales; el Capital Social de organizaciones de la comunidad especializadas en temas específicos y puestos a disposición de la ejercitación y desarrollo del bien social y artífices del valor intangible pero redituable como fruto de la mejor convivencia y crecimiento colectivo; para finalizar con el aporte de Capital Político, burocrático y para-gubernamental, incentivando innovaciones, ordenando, induciendo y limitando abusos y excesos de cualquiera de las partes, a partir del propio ejemplo.

Tomando como base su trascendencia y a título de ejemplo, del listado de Institutos Fundantes de la RSE investigado en intertindical.com/blog, citamos diferentes documentos, globales que promueven la necesidad de ejecutar, acreditar y fomentar acciones que incorporen y compartan prioritariamente con todos los actores participantes y conlleven al logro de un idioma común de convivencia cotidiana y superación, generadora de bienestar social, en igualdad de condiciones para todos los involucrados.

 

o      - Directrices OCDE

o      - Declaración Tripartita OIT para Empresas Multinacionales

o      Criterios Genéricos de Comercio Justo (FAIRTRADE)

o      - ISO 14000.

o      - Global Reporting Intiative (GRI).

o      - SA 8000.

o      - Libro Verde – Europa.

o      - ISO 26.000. Norma internacional.

o      - Encíclica Laudato Si

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario