viernes, 5 de junio de 2020

OIT/100º Aniversario – Ginebra, Suiza 2019


Llegar al evento de materia laboral más importante del mundo y en su conmemoración de los 100 años de su creación, no solamente permiten dimensionar la importancia de la temática que se aborda, sino también la dimensión, alcance y multifacéticos estudios, investigaciones y conclusiones académicas que de dicha organización, se imparten en forma libre y periódica y gracias a la tecnología digital, a disposición de sus actores miembros: Estados, Sindicatos y Organizaciones Empresariales, investigadores, estudiosos y público en general, desde el sitio www.ilo.org.
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¿QUÉ ES OIT?
Tras la primera guerra mundial, en 1919, como consecuencia de la transformación social y económica que trajo aparejada, se propuso fijar parámetros al naciente nuevo mundo industrial de Europa y América del norte, junto con la Sociedad de naciones y en virtud del tratado de Versalles.
Presidida por Samuel Gompers, presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo, estuvo compuesta por representantes de Bélgica, Cuba, Checoslovaquia, Francia, Italia, Japón, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos.
Supo sobrellevar embates en períodos de las postrimerías de la Primera Guerra Mundial, y durante la Gran Depresión de los años 20, la Segunda Guerra Mundial, la descolonización, la Guerra Fría, la globalización y tantos otros acontecimientos históricos logrando, no solo evolucionar, sino incrementar en forma constante, la incorporación de nuevos estados miembros.
Su creación a principios del siglo XIX, fue la resultante del movimiento intelectual, político y social así como iniciativas de hombres excepcionales, asociaciones privadas y algunos gobiernos, pretendió incorporar normas internacionales del trabajo como respuesta a las inquietudes de índole éticas y económicas vinculadas al extraordinario desarrollo económico que generaba la denominada “Revolución Industrial”, muchas veces a costa de sufrimiento humano intolerable, sin ninguna consideración por la salud, su vida familiar y desarrollo personal, lo cual generaba disturbios sociales, “amenaza para la paz y la armonía universal” y obstáculo de desigualdad con aquellos sectores y/o países que adoptasen normativas tendientes a la consideración de sus trabajadores.
Veinticinco años después, en la plenitud del conflicto y preparándose para el período de reconstrucción que seguiría a la Segunda Guerra Mundial, desde la denominada “Declaración de Filadelfia” de 1944, los ahora 41 países participantes, reafirman los valores, estableciendo fines y objetivos, base ideológica aún vigente. Manifiesto que anticipa la Carta de Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos con principios como:

·         El trabajo no es una mercancía.
·         La libertad de expresión y de asociación es esencial para el progreso constante.
·         La pobreza en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos.
·         Todos los seres humanos sin distinción de raza, credo o sexo, tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual, en condiciones de libertad, de dignidad, de seguridad económica en igualdad de oportunidades.

Entre los primeros nueve “Convenios” y diez “Recomendaciones” dictados en su primer año de existencia, se destaca el primero, referido a la limitación de 8 horas de trabajo y cuarenta y ocho semanales.
En las siguientes dos décadas, se dictaron 67 Convenios” y 67 “Recomendaciones”, la creación de una Comisión de Expertos, compuesta por juristas independientes, encargada de examinar las memorias presentadas por los países miembros, sobre aplicación y cumplimiento a los convenios por ellos ratificados.
La OIT ha sido el único foro internacional que promueve el “tripartismo”: Ente donde gobiernos y los interlocutores sociales de sus 187 Estados miembros pueden confrontar abierta y libremente sus visiones y experiencias sobre políticas laborales aplicadas en sus países de origen.
Dicho criterio de participación tripartita, es inducido a aplicarse en los distintos estados, fruto del cual recientemente en nuestro país, fue constituida la “Comisión de Diálogo Social y Futuro del Trabajo” con participación gubernamental, empresarial y sindical de las diversas centrales y organizaciones reconocidas. 
La conferencia Internacional del Trabajo que se reúne anualmente en Ginebra Suiza, está compuesta por los Ministros responsables y dos delegados designados en representación de los gobiernos, dos representantes del sector empresarial y dos por el sector sindical, quienes en pie de igualdad, reunidos en forma independiente y en asambleas conjuntas, con sus “consejeros técnicos”, discuten, denuncian y consensuan políticas y aplicación de las normas ejecutadas en cada país y/o región.
En forma periódica, también se realizan reuniones regionales para analizar cuestiones de interés específico para la zona involucrada, Consejo u Oficina ayudada por comisiones tripartitas sobre las principales industrias y por comités de expertos en materias como formación profesional, relaciones laborales, educación obrera, problemas específicos de determinadas categorías de trabajadores como infancia, juventud, mujeres, discapacitados, sector marítimo, extracción de minerales, etc.
En su 86ª reunión de Junio de 1998, la Conferencia Internacional del Trabajo adopta la Declaración de la OIT relativa a los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo, que exige a los Estados miembros que apliquen plenamente los principios enunciados en ella, como contribución a los objetivos definidos en la cumbre de Copenhague, reafirmando el compromiso de los Estados Miembros de la OIT a respetar, promover y hacer realidad universalmente los principios relativos a los cuatro derechos fundamentales en el trabajo:

·       la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva;
·       la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio;
·       la abolición efectiva del trabajo infantil;
·       la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.

Asumiendo esta Declaración, como tarea habitual encomendada por la comunidad internacional, teniendo en cuenta las realidades de la mundialización de la economía, adopta una verdadera plataforma social mínima de ámbito mundial, puesta a consideración en cada Conferencia Anual, conjuntamente con el presupuesto del Ente, mediante actividades de cooperación técnica que apunten a:

·       Promover y cumplir los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
·       Crear mayores oportunidades para las mujeres y los hombres, que aseguren un empleo digno.
·       Aumentar la cobertura y eficacia de la protección social para todos.
·       Fortalecer el tripartismo y el dialogo social.

Los CONVENIOS
De la totalidad de los 190 Convenios, 206 Recomendaciones y normas técnicas dictadas, se establecen como Convenios Fundamentales:
Convenio 29 Sobre el trabajo forzoso, 1930 - Prohíbe todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio.
Convenio 87 Sobre la libertad sindical y la protección del derecho sindicación, 1948 - Establece el derecho de los trabajadores y de los empleadores de constituir las organizaciones que estimen convenientes, así como el de afiliarse a las mismas sin autorización previa.
Convenio 98 Sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva, 1949 - Dispone que los trabajadores deberán gozar de una protección adecuada contra todo acto de discriminación antisindical 
Convenio 100 Sobre la igualdad de remuneración, 1951 - Estipula que los Estados deben garantizar a todos los trabajadores la aplicación del principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor.
Convenio 105 Sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957 - Prohíbe el trabajo forzoso u obligatorio como medio de coerción  o de educación políticas o como castigo por tener o expresar determinadas opiniones políticas o por manifestar oposición ideológica al orden político, social o económico establecido; como método de movilización y de utilización de la mano de obra con fines de fomento económico; como medida de disciplina en el trabajo; como castigo por haber participado en huelgas; y como medida de discriminación racial, social, nacional o religiosa. 
Convenio 111 Sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958 - Define la discriminación como cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social, que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.
Convenio 138 Sobre la edad mínima, 1973 - Establece la edad mínima general para la admisión al trabajo o al empleo, en 15 años (13 para los trabajos ligeros) y la edad mínima para el trabajo peligroso, en 18 (16 bajo determinadas condiciones estrictas). Brinda la posibilidad de establecer al principio la edad mínima general en 14 años (12 para los trabajos ligeros) cuando la economía y los servicios educativos están suficientemente desarrollados."
Convenio 182 Sobre las peores formas de trabajo infantil, 1999 - Define al “niño” como toda persona menor de 18 años de edad. Requiere de los Estados la erradicación de las peores formas de trabajo infantil, incluidas todas las formas de esclavitud o prácticas análogas […] Este Convenio exige que brinden asistencia directa necesaria y adecuada para librar a los niños de las peores formas de trabajo infantil y para su rehabilitación e integración social. Asimismo, establece que los Estados deberán garantizar el acceso gratuito a la educación básica, y, siempre que sea posible y adecuado, a la formación profesional.


ÁREAS ESPECÍFICAS.
Con la intención de apoyar eficazmente a sus miembros, se han creado:
Oficina de Actividades para Empleadores
Oficina de Actividades para los trabajadores.
Departamento de Actividades Sectoriales
Oficina Regional OIT para África en Abijan.
Oficina Regional OIT para Asia y el pacifico en Bangkok.
Oficina Regional OIT para las Américas en Lima-Perú.
Oficina Regional OIT para los Países Árabes en Beirut.
Oficina Regional OIT para Europa.

CENTRO INTERNACIONAL DE FORMACIÓN
Creado en 1965, en Turin (Torino) Italia, está esencialmente abocado a respaldar el desarrollo económico y social, de los países miembros, a través de la formación de los diferentes sectores tripartitos, colaborando estrechamente con instituciones de formación de nivel nacional como regional.

INSTITUTO DE ESTUDIOS LABORALES
Con sede en Ginebra, promueve la investigación y el debate público sobre temas de actualidad e interés para sus mandantes tripartitos. Sus diversos programas poseen como eje la interrelación entre las instituciones laborales, el desarrollo económico y la equidad social.
Sus actuales programas se centran en la evolución de las relaciones entre trabajo y sociedad, entre empresa y sociedad, buscando determinar el modo en que los sindicatos y las organizaciones de empleadores como actores organizados de la sociedad, pueden contribuir a la estabilidad, al desarrollo humano y la cohesión social.

PROGRAMAS InFocus
Programa: Desarrollo de calificaciones: Actividad sobre inversión en conocimientos teóricos y prácticos en empleabilidad y necesidades de formación de grupos más vulnerables, incluyendo al sector no estructurado.
Programa: Desarrollo de pequeñas empresas: Servicios de apoyo eficiente y creación de entorno legal y regulador favorable. Promueve la creación de redes que puedan influir en los procesos de decisión política y económica.
Programa: Respuesta a crisis naturales y reconstrucción producto de guerras, etc.
Programa: Promoción de cuestiones de género e igualdad entre los sexos.
Programa: Seguridad económica y Social. Mejorar la cobertura y eficacia de los sistemas de seguridad social.
Programa: Seguridad y Salud en el trabajo. Protección de los trabajadores y el medio ambiente.
Programa: Protección a los trabajadores migrantes.
Programa: Lucha contra el consumo abusivo de sustancias.
Programa: OIT sobre VIH/SIDA.
Programa: Dialogo Social, legislación y administración del trabajo, fortaleciendo el dialogo.

INVESTIGACIONES SINDICALES
Últimos Análisis y visiones desde la mirada sindical:
Riesgos psicosociales, estrés y violencia en el mundo del trabajo. 
Trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro.  
Una transición justa para todos: ¿El pasado puede iluminar el futuro? 
El desafío de las desigualdades. 
Sindicatos y cooperativas de trabajo: balance y prospectivas. 
Enfrentar el desafío del trabajo precario: la agenda sindical.
¿Son decentes los empleos verdes? 
Justicia Social y crecimiento: el Papel del Salario Mínimo. 
Hacia una Recuperación Sostenible: por una Política de Crecimiento basada en los Salarios. 
Crisis: Causas, Perspectivas y Alternativas. 
Cambio Climático y Trabajo: la Necesidad de una «Transición Justa». 
Crisis financieras, deflación y respuestas de los sindicatos. ¿Cuáles son las enseñanzas? 

PUBLICACIONES, ESTADÍSTICAS Y BIBLIOTECA
Mediante la oficina pertinente, se difunden los resultados de investigaciones y estudios específicos promovidos por la Organización que resultan de interés para los sectores participantes, en temas sobre evolución dl trabajo y el empleo; Seguridad Social, Cuestiones de Género, Migraciones, Sindicatos (56), Negociación colectiva (24), Educación obrera (23), Trabajo infantil (14), Trabajadores (13), Seguridad y salud en el trabajo (13), Libertad sindical (12), Normas internacionales del trabajo (12), Derechos sindicales (12).
A partir de LABORDOC, base de datos única en su género, se pone a disposición, vía internet (www.ilo.org) y en cada Oficina Regional o de país, (Av. Córdoba 950 Piso 13 y 14 CABA) el material que contiene información  del ámbito internacional sobre cuestiones sociales y laborales recopiladas.


Adaslberto Tadeo Steinfeld. Para Intersindical.com/blog

JD Peron - Visión Rectora y RSE


Con visión de estadista, en uno de sus manifiestos doctrinarios,
Juan Domingo Perón planteaba en 1949:

ü  No puede existir divorcio alguno entre el pensamiento y la acción, mientras la sociedad y el hombre, se enfrentan con la crisis de valores más profunda, acaso de cuantas su evolución ha registrado.
ü  Es posible que la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos contacto directo con las realidades de la vida de los pueblos. También es posible que el cultivo de las grandes verdades, abandonara la persecución infatigable de las razones
ü  Los griegos de Sócrates se formulaban grandes preguntas: el ser, el principio, la virtud, la belleza, la finalidad, y trataron de formular debidamente sus tablas de Moral y sus principios de Ética. No es lícito dar tales problemas por juzgados para permitirnos después extraviar al hombre - que ignora las viejas verdades centrales - con nuevas verdades superficiales o con simples sofismas. El hombre está hoy tan necesitado de una explicación como aquellos para quienes Sócrates, tantos siglos atrás, forjaba sus problemas.
ü  Se ha persuadido al hombre de la conveniencia de saltar sin gradaciones de un idealismo riguroso a un materialismo utilitario; de la fe a la opinión; de la obediencia a la incondición.

Desde dicha base, como dirigentes sindicales, debemos buscar opciones para ejercer un derecho y modificar una realidad que nos coloca cada día con menos alternativas de ejercer a los trabajadores, la libertad, gozar del bienestar, las mejoras del crecimiento tecnológico y poseer igualdad de posibilidades.

Muchos nos sentimos en un carro cuesta arriba, donde: algunos con el temor de caerse o ser excluidos por la fuerza, tiran mediante la coacción o el sometimiento; otros muchos empujan y creen sentirse felices aunque no sepan porque y muchos más se suben sin saber a dónde van, simulando acompañar, mientras se acomodan buscando lo que más creen les conviene.

Esta sociedad injusta, mezquina y desigual no tiene futuro. En definitiva, ninguno disfruta plenamente ni tiene posibilidades ciertas de crecimiento sustentable. Todos somos esclavos de nuestras limitaciones o privilegios y disimulando entre ellos pretendemos sobrevivir.

Si analizamos sin apasionamiento los movimientos sociales, vemos como los que más tuvieron, más influencias ejercieron para imprimirle el rumbo a las mejoras generales: los reyes, los señores feudales, los terratenientes, los caudillos, las oligarquías, los gobernantes etc., etc.

Hoy, ese papel lo tienen las empresas. Consientes o inconscientes, dueñas del capital o simples administradoras del capital aportado por anónimos socios, sin rostro, sin patria ni bandera. Hasta muchos trabajadores, dueños de fondos de pensión o pequeñas inversiones financieras de sus ahorros, constituyen una porción de la maquinaria ilucrativa extraterritorial, que busca afanosamente mayor rentabilidad como premisa orgánica.

Por eso, junto a los que se dan cuenta que la cuesta cada día tiene inclinación más pronunciada, debemos aportar nuestras propuestas y pensamiento, en busca de alternativas, que sin ser la solución mágica a los problemas de la humanidad, puedan aportar herramientas que permitan definir la diferencia entre intereses y necesidades y así desarrollarnos individualmente, comprometidos al desarrollo general y ligados por pautas de conducta y convivencia sanas, dignas y nobles.

Y aunque se pretenda encasillarnos de ingenuos idealistas, utópicos trasnochados o nostálgicos serviles al materialismo práctico,  prejuzgando a los demás con nuestras mismas intenciones, bien vale el intento por participar en la construcción de un nuevo modelo de  sociedad, más libre, justa y feliz.

 Adalberto Tadeo Steinfeld   Para Intersindical.com/blog    Abril de 2018.-


RSE/4 Responsabilidad Social Cuatripartita


Publicado Revista DirCom  Jun-2005

El concepto Responsabilidad Social Corporativa o Empresaria, nacido del interés competitivo patronal, sospechado de pretender generar barreras arancelarias, dirigido primariamente a las multinacionales, puede convertirse en una herramienta de reorganización social, donde cada parte asume su cuota parte de compromiso con su prójimo, contemporáneo o futuro, en un plano de respeto mutuo, tolerancia y proporcional esfuerzo y donde nadie puede ser o estar excluido.
Ninguno desconoce que la brecha entre los más ricos y los más pobres siempre existió, aunque la hemos visto incrementada en la década del 90, no solo en nuestro país sino en casi todo el mundo. Y a pesar de los diferentes índices positivos de crecimiento, nada hace que se revierta esa tendencia, en similar proporción a como se fue deteriorando en perjuicio de los que por ahora, en forma silenciosa, no se someten a la resignación de ser los perdedores.
Muchos factores inciden para que ello ocurra. Falta de adecuadas políticas por parte de los Estados, la injusta distribución de las riquezas generadas desde las empresas privadas, crisis de valores y quiebre del entretejido social, ambición desmedida y corrupción de los individuos, etc., etc., etc.
¿Cómo hacer para que el rico o el poderoso se  preocupen o asuman un criterio diferente con los más débiles o necesitados? O simplemente se avengan a dialogar en busca de un equilibrio que frene reacciones o impulsos muchas veces descontrolados. O acepten que “Donde hay una necesidad hay un derecho”, frase de “Evita”, popularizada por políticos y cuanto aprendiz de dirigente social  que quiera congraciarse con la gente.
Los piquetes, los conflictos obreros, la posesión de un espacio y la obstaculización de su uso por terceros, conllevan inexorablemente a la represión, en busca de reestablecer un falso orden, no haciendo más que mostrar que la convivencia se torna frágil y hasta imposible, motivo por el que la dirigencia, de todos los sectores involucrados, deben hallar alternativas estratégicas que vuelvan a equilibrar posibilidades y reconquistar el respeto mutuo, para un diálogo constructivo, en busca del reconocimiento por la riqueza producida y por todos, en más o en menos, generada.
Nuestro criterio de RSE Cuatripartita, involucra obligatoriamente no solo a la Empresa, (como orientadora y gestionadora del capital), sino también al Estado (en su rol de articulador de objetivos comunes sustentables), los Trabajadores sindicalizados (artífices del saber hacer diario con estructuras de apoyo) y las diversas Organizaciones de la Sociedad (ONG, Universidades, Clubes deportivos, Soc. de Fomento, Fundaciones etc.), según el protagonismo particular y/o regional.
Todos asumiendo y colaborando esperanzados, en que la dirigencia empresaria supere su ceguera y egolatría sectorial; los políticos que administran el Estado, asuman la obligatoriedad de trabajar para una causa local, regional o nacional, superadora de conflictos e inequidades y duración pos generacional;  los dirigentes sindicales se rediman en su rol protectorio y abandonen su apoltronamiento gerencial en servicios/negocios de dudosa transparencia a favor de sus representados; las organizaciones sociales con transparencia intelectual, según su propio expertice, participando en el ordenamiento y mejoramiento de la comunidad y de ello seguramente los asalariados, los profesionales, los estudiantes, la sociedad toda, podrá superar resentimientos generados por la desigualdad, la marginación y la falta de reconocimiento social.
Si bien los Principios de OIT para empresas multinacionales y desarrollo social, las directrices OCDE, Pacto Global, Objetivos del Milenio, entre documentos de nivel internacional, normas como SA8000,  AA1000, SG21, más los índices puntuales y regionales, o la ISO 26000 y el GRI, muestran la intencionalidad de normalizar la temática mostrando válidos y positivos antecedentes, debe asumirse que la gestión de la Responsabilidad Social es un proceso que recién comienza, y que, debiendo expresar actitudes por encima del cumplimiento de las obligaciones legales, compete a quienes tienen mayor poder de decisión, dar los pasos de mayor transcendencia que consoliden la ética y moral de las conductas corporativas.
Las herramientas comunes son simples pero contundentes: respeto e inclusión, transparencia de objetivos, rendición de cuentas, participación y prácticas comunes de ética y anticorrupción.
En resumen, de todos depende y para todos serán los beneficios de las relaciones que hacen “un mejor vivir”.

Adalberto Tadeo Steinfeld
Intersindical.com

La “COMUNIDAD ORGANIZADA” y la Responsabilidad Social


Extracto de la Conferencia Magistral del entonces Presidente de la Nación,
General Juan Domingo Perón,
Clausurando el Primer Congreso  de Filosofía, el 9 de abril de 1949 en el Teatro Independencia de la ciudad de Mendoza, Argentina.

 ü No puede existir divorcio alguno entre el pensamiento y la acción, mientras la sociedad y el hombre se enfrentan con la crisis de valores más profunda acaso de cuantas su evolución ha registrado.
ü Es posible que la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos contacto directo con las realidades de la vida de los pueblos. También es posible que el cultivo de las grandes verdades, abandonara la persecución infatigable de las razones.
ü Los griegos de Sócrates se formulaban grandes preguntas: el ser, el principio, la virtud, la belleza, la finalidad, y trataron de formular debidamente sus tablas de Moral y sus principios de Ética. No es lícito dar tales problemas por juzgados para permitirnos después extraviar al hombre - que ignora las viejas verdades centrales - con nuevas verdades superficiales o con simples sofismas. El hombre está hoy tan necesitado de una explicación como aquellos para quienes Sócrates, tantos siglos atrás, forjaba sus problemas.

ü Se ha persuadido al hombre de la conveniencia de saltar sin gradaciones de un idealismo riguroso a un materialismo utilitario; de la fe a la opinión; de la obediencia a la incondición.

ü La libertad, conquista máxima de las modernas edades, no se produjo acompañada de una previa reestructuración de sus corolarios.

La edad del materialismo práctico, por otra parte, ha correspondido con un gigantesco progreso económico. Una de sus características ha sido la de reducir las perspectivas íntimas del hombre. Debemos preguntarnos si, al sobrevenir las radicales modificaciones de la vida moderna, se produjeron las oportunas orientaciones llamadas a equilibrar al hombre conmovido por la violenta transición, al espíritu colectivo.
ü Si el pensamiento humano, considerado como tesoro de conceptos, se mira a través del ritmo vertiginoso y febril de la vida actual, puede que aparezca como un campo desolado, escenario de patéticas batallas. Es posible también que muchas tradiciones caídas no sean adaptables al signo de la presente evolución y que otras hayan perdido incluso su objeto. No es frecuente hallar seres que posean una perspectiva completa de su jerarquía.

ü El credo ut intelligam de Santo Tomás informa toda una Edad humana. Centra sobre un fin la esencia y el existir; condiciona una ética y una moral y, acaso, por primera vez, se relacione con ésta, en jerarquía de necesidad, el libre albedrío, la libertad de la voluntad, como requisito de la Moral.

ü Se opera una revolución total, grandiosa en sus aspectos materiales, pero tal vez mal acompañada de una visión correcta de las perspectivas de fondo.
ü El progreso se acentúa en la técnica y en el movimiento social, pero no se puede decir que vigorice por sí solo parcelas íntimas, antaño regadas por la intuición de las magnitudes cósmicas.

ü No es posible fundar sobre una ley técnica, desconectada de las razones últimas, una ley positiva, ni siquiera un tratado de buenas costumbres. El hombre que ha de ser dignificado y puesto en camino de obtener su bienestar, debe ser ante todo calificado y reconocido en sus esencias

ü La etapa preparatoria, o teórica de realización del yo en el nosotros, fué, cabalmente, una fase apta para permitir la cesión de los principios rectores que, sin caer todavía sobre la masa, facilitaba a los nuevos grupos dirigentes el suspirado desplazamiento del poder.
ü La libertad entonces proclamada, precisa un esclarecimiento si ha de considerarse su vigencia. Si por sentido de libertad entendemos el acervo palpitante de la humanidad, frente al estado de necesidad dictado por el imperio indiscutido de una fracción, deberemos plantearnos inmediatamente su problema máximo; su posibilidad de opción.
ü Libre no es un obrar según la propia gana, sino una elección entre varias posibilidades profundamente

La lucha de clases no puede ser considerada hoy en ese aspecto que ensombrece toda esperanza de fraternidad humana. En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la persuasión de que la colaboración social y la significación de la humanidad constituyen hechos, no tanto deseables cuanto inexorables.
ü Hemos visto que los problemas inmediatos, sociales, políticos y económicos, produjeron un grado de obnubilación suficiente para desvanecer en la zozobra colectiva los sagrados fines del individuo.
ü Hay una libertad irrespetuosa ante el interés común, enemiga natural del bien social. No vigoriza al yo sino en la medida que niega al nosotros, y ni siquiera se es útil a sí misma para proyectar sobre su actividad una noble calificación

ü El grado supremo sólo llega a lograrse, cuando sobre ese ciego deseo de poder y sobre la arbitrariedad del individuo se sobrepone en uno la voluntad de libertad, de soberanía del hombre, la voluntad racional. El hombre no es una personalidad libre hasta que aprende a respetar al prójimo.

ü Ciertamente, pese al flujo y reflujo de las teorías, el hombre, compuesto de alma y cuerpo, de vocaciones, esperanzas, necesidades y tendencias, sigue siendo el mismo. Lo que ha variado es el sentido de su existencia, sujeta a corrientes superiores.
ü Reducir el hombre al tamaño de la bestia, disminuirle en toda la altura del alma que se le ha quitado, hacer de él una cosa como otra cualquiera; eso suprime de un golpe muchas declaraciones acerca de la dignidad humana, de la libertad humana, de la inviolabilidad humana, del espíritu humano y convierte todo ese montón de materia en cosa manejable

ü Sin infinito no hay ideal, sin ideal no hay progreso, sin progreso no hay movimiento; inmovilidad, pues statu quo, estancamiento: Este es el orden. Hay putrefacción en ese orden.

ü Se debe saber si la felicidad pertenece al reino de lo material, o si cabe pensar que se trata de realizar las aspiraciones anímicas del hombre y el camino de perfección para el cuerpo social

ü Puede suceder que, en ausencia de categorías morales, acontezca en su ánimo una progresiva pérdida de confianza y un progreso paulatino del sentimiento de inferioridad ante el gigante exterior.

ü Lo que caracteriza a las comunidades sanas y vigorosas es el grado de sus individualidades y el sentido con que se disponen a engendrar en lo colectivo. A este sentido de comunidad se llega desde abajo, no desde arriba; se alcanza por el equilibrio, no por la imposición.

ü En la consideración de los supremos valores que dan formas a nuestra contemplación del ideal, advertimos dos grandes posibilidades de adulteración: una es el individualismo amoral, predispuesto a la subversión, al egoísmo, al retorno a estados inferiores de la evolución de la especie; otra reside en esa interpretación de la vida que intenta despersonalizar al hombre en un colectivismo atomizador.

Si hay algo que ilumine nuestros pensamientos, que haga perseverar en nuestra alma la alegría de vivir y de actuar, es nuestra fe en los valores individuales como base de redención y, al mismo tiempo, nuestra confianza de que no está lejano el día en que sea una persuasión vital el principio filosófico de que la plena realización del "yo", el cumplimento de sus fines más sustantivos, se halla en el bien general.
ü Del desastre brota el heroísmo, pero brota también la desesperación, cuando se han perdido dos cosas: la finalidad y la norma. Lo que produce la náusea es el desencanto, y lo que puede devolver al hombre la actitud combativa es la fe en su misión, en lo individual, en lo familiar y en lo colectivo.
ü La evolución humana se ha caracterizado, entre otras cosas, por lanzar al hombre fuera de sí sin proveerle previamente de una conciencia plena de sí mismo. A ese estar fuera de sí puede atender mediante leyes la comunidad organizada políticamente, y tendremos entonces un aspecto de la norma ética. Pero para su reino interior, para el gobierno de su personalidad, no existe otra norma que aquella que se puede alcanzar por el conocimiento, por la educación, que afirma en nosotros una actitud conforme a moral.

Platón afirmaba: el Bien es orden, armonía, proporción; de aquí que la virtud suprema sea la justicia La idea platoniana de que el hombre y la colectividad a que pertenece se hallan en una integración recíproca irresistible se nos antoja fundamental.
ü Hay hombres libres y esclavos y no parece que todos se rijan por leyes idénticas. Hay mundos en luz y mundos en sombras.

ü Una fuerza que clavase en la plaza pública como una lanza de bronce las máximas de que no existe la desigualdad innata entre los seres humanos, que la esclavitud es una institución oprobiosa y que emancipase a la mujer; una fuerza capaz de atribuir al hombre la posesión de un alma sujeta al cumplimiento de fines específicos superiores a la vida material, estaba llamada a revolucionar la existencia de la humanidad. El Cristianismo, que constituyó la primera gran revolución, la primera liberación humana, podría rectificar felizmente las concepciones griegas.

ü La libertad, expropiable por la fuerza antes de saberse el hombre poseedor de un alma libre e inmortal, no será nunca más, susceptible de completa extinción. Los tiranos podrán reducirla o apagarla momentáneamente, pero nunca más se podrá prescindir de ella: será en el hombre una "conciencia" de la relación profunda de su espíritu con lo sobrehumano

ü Cuando la escuela tomista nos dice que el fin del Estado es la educación del hombre para una vida virtuosa, presentimos la enorme importancia que tuvo ese puente tendido sobre las sombras de la Edad Media. Ese hombre a cuyo servicio, el de su perfeccionamiento, estaba dedicado el Estado, no era por cierto el germen de un individualismo anárquico.

ü Para Kant, lo vital en lo político era el principio de "libertad como hombre", el de "dependencia como súbditos"  y el de "igualdad como ciudadanos". Rosseau llamará pueblo al conjunto de hombres que batallas. Es posible también que muchas tradiciones caídas no sean adaptables al signo de la presente evolución y que otras hayan perdido incluso su objeto. No es frecuente hallar seres que posean una perspectiva completa de su jerarquía.

ü  La crisis de nuestro tiempo es materialista. Hay demasiados deseos insatisfechos, porque la primera luz de la cultura moderna se ha esparcido sobre los derechos y no sobre las obligaciones; ha descubierto lo que es bueno poseer mejor que el buen uso que se ha de dar a lo poseído o a las propias facultades.

ü La sociedad tendrá que ser una armonía en la que no se produzca disonancia ninguna, ni predominio de la materia ni estado de fantasía. En esa armonía que preside la norma puede hablarse de un colectivismo logrado por la superación, por la cultura, por el equilibrio. En tal régimen no es la libertad una palabra vacía, porque viene determinada su incondición por la suma de libertades y por el estado ético y la moral.


ü La justicia no es un término insinuador de violencia, sino una persuasión general; y existe entonces un régimen de alegría, porque donde lo democrático puede robustecerse en la comprensión universal de la libertad y el bien general, es donde, con precisión, puede el individuo realizarse a sí mismo, hallar de un modo pleno su euforia espiritual y la justificación de su existencia.

ü De Rabindranath Tagore son estas frases: el mundo moderno empuja incesantemente a sus víctimas, pero sin conducirlas a ninguna parte. Que la medida de la grandeza de la humanidad esté en sus recursos materiales es un insulto al hombre.

ü -.Las incógnitas históricas son ciertamente considerables, pero no retrasarán un solo día la marcha de los pueblos por grande que su incertidumbre nos parezca.
ü Importa, por tanto, conciliar nuestro sentido de la perfección con la naturaleza de los hechos, restablecer la armonía entre el progreso material y los valores espirituales y proporcionar nuevamente al hombre una visión certera de su realidad.
ü Nuestra disciplina tiende a ser conocimiento, busca ser cultura. Nuestra libertad, coexistencia de las libertades que procede de una ética para la que el bien general se halla siempre vivo, presente, indeclinable.

      El progreso social no debe mendigar ni asesinar, sino realizarse por la conciencia plena de su inexorabilidad. La náusea está desterrada de este mundo, que podrá parecer ideal, pero que es en nosotros un convencimiento de cosa realizable. Esta comunidad que persigue fines espirituales y materiales, que tiende a superarse, que anhela mejorar y ser más justa, más buena y más feliz, en la que el individuo puede realizarse y realizarla simultáneamente, dará al hombre futuro la bienvenida desde su alta torre con la noble convicción de Spinoza: "Sentimos, experimentamos, que somos eternos".


El texto completo puede leerse en www.intersindical.com/
Asesoría Gremial/ Apuntes