por:
Adalberto Tadeo Steinfeld
Para:
Revista de Derecho Ambiental -
Universidad de Palermo
ABSTRACT
La relación empresa-sociedad como
área de definición de políticas sociales, pareciera ser una noción reciente del
mundo.
Al igual que desarrollo sustentable y
capital social, se evoca la necesaria toma de conciencia de una perspectiva a
largo plazo que contemple la construcción de valor para los accionistas y para
el resto del conjunto de actores sociales que están ligados al contexto de
actividades empresarias.
El concepto de Empresa Cuatripartita,
propicia el desarrollo simultáneo de empresa, Estado, personas y sociedad,
preservando el medio ambiente a través de la misma acción, con pautas de transparencia,
ética, anticorrupción y triple rendición de cuentas.
RESUMEN
Es necesario modificar los vínculos institucionales,
donde prime la transparencia de gestión, ética y nobleza de actitudes,
rendición de cuentas y prácticas de
anticorrupción.
Pensando que el mal es solo culpa de los demás, no
asumimos propia la crisis de valores y de cultura, de instituciones, sentimos la frustración de no considerarnos
representados.
No
alcanza el cumplimiento formal de la legislación, ni poner a resguardo el interés patrimonial,
muchas veces con poco disimuladas prácticas corruptas.
Solo podremos superarnos mediante la integración entre
todos los sectores en función del desarrollo de Nación, región y personas,
donde cada uno cumpla un rol interactivo, sin menoscabo ni desentendimiento de
la ineficacia para resolver los conflictos sociales.
Es hora de repensar el futuro, asumiendo la cuota-parte
que a cada uno de los actores sociales nos corresponde y actuar en
consecuencia. Donde con orgullo podamos exhibir que ha cumplido sin dilaciones
quien estaba obligado a hacerlo y ha sido generoso quien, asumiendo el
compromiso de dar y pudo realizarlo.
Y en el ejercicio combinado de libertad y voluntad,
sentirnos artífices del crecimiento generacional de valores y saberes, en un
sano equilibrio de derecho, obligación, agradecimiento y responsabilidad.
La nueva visión de “hacer empresa” debe ser vista
como otra forma de construcción social. Expresión colectiva autorizada a
proclamar el objetivo lucrativo /rentable generando bienes y servicios, mediante un contrato
económico y social, donde el beneficio es tomado como un medio. Organización social que tiene
permitido generar sus propios recursos, para redistribuirlos con su propio
criterio, pero donde la rendición de cuentas le exige equilibrar sueldos
justos, compromiso comunitario, regalías y reinversión, que garanticen
sustentabilidad. Reconociendo que su vida económica, no es más que una parte
integrante de la vida social en que se desarrollan sus miembros.
Desde “La Empresa cuatripartita”, basados en
prácticas de Responsabilidad Social Empresaria, como visión de interrelaciones
humanas, desde el principal ámbito comunitario, que moviliza: Capital,
Trabajadores, a ONGs (como organizaciones representativas de particulares intereses
de la sociedad) y Estado, propiciamos un
modelo organizacional, productivo y social, conviviendo, desarrollándose,
creciendo y complementándose simultáneamente a través de la misma acción. (348 palabras)
¿Quién duda que necesitamos un cambio
sustancial en la forma que venimos ejerciendo la ética en el desarrollo,
superando la autocomplacencia y adoptando un mayor compromiso con la
transparencia de nuestras actividades, previendo perjuicios, rendición de
cuentas, anticorrupción y diálogo activo?
¿Nuevo orden social o diferente filosofía de vida
individual y corporativa?
El mundo en que nos formamos, se fue organizando mediante
la globalización arrolladora, dándonos cuenta, con el correr del tiempo, que
algunos pocos disfrutan los beneficios en un plano inclinado imposible de subir
para los que están abajo y riesgo extremo para los que se encuentran en el
borde de su límite social.
En la sociedad actual no se dan
debates de fondo o solo lo forjan intelectuales, con su contribución que pasa
inadvertida. Hoy los tiempos obligan a hacer esfuerzos para revalorizar el rol
y definir estrategias de vinculación entre sectores que en otro momento se
pensaban irreconciliables o que se
separan por intereses mezquinos.
Las sociedades más antiguas no necesitaban de normas
jurídicas sustentadas en disquisiciones filosóficas demasiado profundas. La ley
del más fuerte y el ojo por ojo, diente por diente, fue cediendo espacio a las
argumentaciones de origen divino en civilizaciones más vanguardistas. Las
sucesivas etapas históricas fueron pasando de un derecho excesivamente primario
a las primeras regulaciones al comercio y a la convivencia en los incipientes
centros urbanos, y de estas, a normativas más elaboradas que permitieron
justificar el origen del poder de los reyes y también sus límites.
En nuestras organizaciones, todavía tenemos una
cultura patriarcal y verticalista. Autoritaria y egocentrista, donde el CEO,
presidente, secretario general o jefe, pretende ser quien ostenta el poder y
manda. La segunda línea debe acatar sin discusión, por conveniencia u
obsecuencia, ejerciendo un rol de abastecedor y vigilancia del cumplimiento de
objetivos, mientras los de menor jerarquía, solo deben obedecer, más allá de lo
que sientan, necesiten o aspiren.
Criterio patronal obsesionado por la tecnología, fusiones,
procesos de reingeniería, medición de incidencias y reducción de costos
operativos o laborales. Totalmente alejado de la necesidad popular y la ventaja
del convencimiento colectivo. Donde reducción de riqueza y bienestar del grupo
dominante, repercute en pérdida de empleos y precariedad de los trabajadores.
El mundo está formado por gente con valoraciones en
crisis moral. Donde un grupo aceptó silenciosamente las reglas que regula e
impone el llamado mercado, disimulando la avaricia y la codicia desenfrenada y la
mayoría da prioridad a la familia, los amigos, los valores.
Nuestro desarrollo colectivo se va construyendo en forma
aserruchada, evolutivo y por momentos involutivo, a partir de prácticas
sociales y sofismas que circulan entre los hombres. Incorporando elementos que
marcan la conciencia pública, en un proceso de valores, como resultado de
transformaciones, producto del choque de culturas diferentes.
Hoy
no existe margen para el retorno del Estado benefactor y en la conducta que se
elija, conjuntamente con la responsabilidad de la dirigencia política, social y
fundamentalmente empresaria, como promotora de vínculos entre el capital y las
herramientas para el desarrollo, podrá ser la motorizadoras de corrientes de
bienestar mediante el progreso interno de los países, las regiones y las
personas.
Quien no reconozca que los problemas sociales están cada
día más entrelazados, deberá asumirse como
factor desencadenante de conflictos y rechazo social. Donde la salud, el
nivel de empleo, la educación, la distribución de riqueza, el desarrollo
económico, la creatividad y la
eficiencia productiva, están ligados a la capacidad de quienes conducen y saben
despertar entusiasmo y esperanza tanto de inversores como de empleados dependientes, logrando su involucramiento.
Adversa
ha sido la práctica de la maximización de ganancias a ultranza, la publicidad
agresiva de bienes superfluos, la explotación indiscriminada de recursos
naturales, la incentivación a la corrupción
y la ventaja desleal sin importar consecuencias, para desconocerle tener gran
parte de culpabilidad de la crisis de valores que atravesamos.
Sistema mundializado que planteó el éxito circunstancial y
la felicidad privada, caracterizada por el aislamiento, la soledad y la ruptura
de las relaciones sociales. Felicidad - Libertad que al asumirse inalcanzable
para la mayoría, se transforma en un sueño, que deriva en una causa y combate
individual diario contra la impiedad del sentirse excluido o discriminado.
No puede condenarse a quien, por
no haber sido favorecido en el prorrateo de la riqueza, cuando escucha hablar
del tema, se le generan muchas dudas y suspicacias ante expresiones o actitudes
de personas representativas de cualquiera de los sectores que, en su gestión
dirigencial o particular, han sido co-responsables de crisis, prácticas y
conductas nefastas, que han perjudicado a muchos y aun hoy ostentan el producto
de la mala distribución ejercida.
La competitividad sin límite ni ética, la reducción masiva
de personal, los cierres de fábrica, la
falta de trabajo y los bajos sueldos, cercenan derechos a un amplio sector y
facilitan enquistar resentimientos e intolerancia.
La puja producida por un reparto
desigual de la riqueza generada, de la que todos somos partícipes, nos acerca
peligrosamente a reacciones desenfrenadas, resentimientos y confrontaciones
recurrentes. En el zigzagueante y consecuente desarrollo económico, aumenta
permanentemente el número de víctimas sociales y excluidas laborales, cautivos
en un medio que le es hostil, sin poseer las herramientas que le permitan
sobrellevar cualquier tipo de crisis.
Para ello, se hace importante y hasta irrenunciable entre
todos, transitar intelectualmente nuevas ideas y caminos alternativos para la
resolución de incógnitas que satisfagan las naturales y simultáneas
aspiraciones, obligándose mutuamente a posicionarnos de modo diferente a los
actuales criterios de dominio o sometimiento, modificando esas conductas,
tendiendo a la complementación.
Somos consientes que la obtención de una organicidad
diferente como la propuesta, será alcanzable, si de cada uno de los partícipes,
se obtiene el compromiso de involucrarse y contribuir en forma sustantiva,
según las capacidades, idoneidades y esfuerzos personales.
La desconfianza, los malos
ejemplos, la inseguridad, las desigualdades y la exclusión, nos han vuelto aun
más individualistas y recelosos del viejo orden y de la autoridad. Las
ideologías y doctrinas políticas o sociales adquieren valor irrelevante si no
satisfacen necesidades primarias de los ciudadanos, promovidas por medio de
líderes mediáticos y motivadas por estudiados métodos publicitarios y análisis
de mercado.
Mientras el desarrollo se sienta inequitativo y la acumulación de un
sector sea groseramente desigual, la inexorable confrontación que se produce
entre los hombres, prioriza la necesidad
de replantearse la búsqueda del equilibrio que permita que los
beneficios, lleguen a la mayor parte de los habitantes, con justicia.
Tendemos a pensar que el Estado es el otro, que el mal es
solo culpa de los demás y por lo general está en su cúpula, olvidándonos que es
la expresión colectiva de una sociedad. No debiéramos sentir ajena la crisis de las instituciones,
de valores y de cultura, ni concebir la frustración de no considerarnos
representados y agruparnos sectariamente.
La capacidad regulatoria que el
Estado asumía en el viejo modelo, debilitado por el poder arrollador de ideas
impuestas por grupos e intereses económicos, se ha reducido y modificado en sus responsabilidades,
aumentando la desconfianza del hombre común. Ya no da el buen ejemplo ni
fomenta otro tipo de relaciones entre los actores sociales. La corrupción, el
nepotismo, la ineficiencia, el clientelismo y la mediocridad, marcan la
necesidad de generar una mejor calidad institucional.
Si a través de dar trabajo, se pensaba que se contribuía
al mejoramiento y crecimiento generacional,
los abusos, el trabajo infantil, la confrontación y el desinterés por el otro,
nos ha llevado a extremos riesgosos de puja por la subsistencia.
Ya
no alcanza el cumplimiento formal de la legislación de cada país, poniendo a
resguardo solo el interés patrimonial de las empresas, muchas veces con disimuladas
prácticas corruptas,
Es mediante la integración entre capital, trabajo,
sociedad y Estado, en función de un desarrollo de Nación, donde cada uno cumpla
un rol interactivo, sin menoscabo ni desentendimiento de la ineficacia para
resolver los conflictos sociales. Disminuyendo el constante aumento de la
brecha entre sectores pudientes, clase media, desocupados y excluidos, con sus
distintos intereses y necesidades insatisfechas.
Ya pocos están interesados en ser factoría del
imperio y se desconfía de su política imperativamente impuesta, y mucho menos
sin democracia ni participación, sin justicia ni bienestar. Solo prima el
lograr la igualdad de posibilidades que permita al hombre común su desarrollo
genuino y constante, asegurando el presente y futuro, reconociendo su capacidad
creadora en libertad y seguridad, a través del mejoramiento generacional.
Aunque no se puede ser ingenuo de pensar que, en forma
espontánea los inversionistas, los trabajadores sindicalizados, las
organizaciones de la sociedad y las estructuras burocráticas del Estado, logren
encolumnarse disciplinadamente en procesos de bien común, en el mundo, la sociedad exige cada
día más transparencia, reducción de costos políticos, preservación de los
recursos naturales, desarrollo y gestión de los recursos humanos, reclamando a
las empresas su derecho a la información, midiendo y comparando enfoques y
resultados diversos.
Es hora de repensar el futuro, asumiendo la cuota-parte
que a cada uno de los actores sociales nos corresponde y actuar en
consecuencia. Donde con orgullo podamos exhibir que ha cumplido sin dilaciones
quien estaba obligado a hacerlo y ha sido generoso quien, asumió el compromiso
de dar y pudo realizarlo.
Y en el ejercicio combinado de libertad y voluntad,
sentirse artífice del crecimiento generacional de valores y saberes, en un sano
equilibrio de derecho, obligaciones, agradecimiento y responsabilidad.
Todos sabemos que los grandes
procesos de transformación cultural, no los ha motivado y realizado un solo
actor social, sino que surgen de coaliciones inclusivas de actores plurales,
donde todos resignan algo. Aunque la visión de la vida del hombre actual nos
conduce a preguntarnos si quienes ceden lo hacen: ¿por conveniencia, miedo,
ignorancia o estupidez?
Adquiere vital importancia el reconocimiento que toda organización,
inclusive la empresaria, esta compuesta por hombres, con sueños, aspiraciones y
valores. Donde el capital social con sus normas de comportamiento cívico ha
generado la capacidad de aliarse estratégicamente, generando confianza, fijando
objetivos superadores en acciones de cooperación y solidaridad y llevando
adelante emprendimientos que hacen al bien particular. Participando en
definitiva, de la evolución de la sociedad, de la cual toma conciencia que es
parte del bien común.
Es
imprescindible potenciar otras formas de ver y medir el capital, abarcando
activos naturales, activos producidos y capital humano. Sin
discutir propiedad privada ni poder de decisión, proponemos “La Empresa
Cuatripartita”, como visión de interrelaciones humanas, del principal ámbito
comunitario, que moviliza: Capital, Trabajadores, ONGs y Estado, conviviendo,
desarrollándose, creciendo y complementándose simultáneamente a través de la
misma acción.
Construcción progresiva de un espacio interno y una perspectiva integradora que proporcione la
asistencia de la visión de Responsabilidad Social con ópticas diferentes pero
concurrentes (empresaria, sindical, de la sociedad y gubernamental). Facilitar,
en oportunidad del planeamiento o toma de decisiones, la información fidedigna
y conocimientos en temas puntuales, permitiendo superar barreras y
desconfianzas mutuas, garantizando una natural instrumentación de
políticas. Mediante Comités Internos participativos,
suministrar información, producto del
análisis y seguimiento de la comunidad, satisfaciendo necesidades puntuales,
compartiendo experiencias, fomentando el intercambio de saberes y opinión,
potenciando y difundiendo prestaciones y acciones que beneficien a todas las
partes involucradas en la misma acción.
Si bien la corriente de Responsabilidad
Social es pluri-sectorial y tiene aristas de incumbencias propias en cada uno
de los actores sociales, es la Empresa quien debe asumirla con mayor
compromiso, por ser ella la vinculante directa con el desarrollo de las
personas mediante el empleo, digno y con paga justa, la calidad de vida de sus
consumidores, a través de productos de buena calidad, precio justo y buen
servicio. Es quien debe facilitar, a través de
la transformación de la naturaleza vinculada a su actividad, la
preservación del medio ambiente y el ecosistema. Colaborando en forma pública y
continua con políticas públicas. La que con prácticas transparentes y justas
ejercita el comercio, induciendo a su cadena de valor, en función del bien
común y las necesidades estratégicas de las comunidades donde se desempeña,
propiciando desarrollo a través de su involucramiento.
Por ello, y por considerar en
consecuencia que es la más elemental y directa de las fuentes de interacción
humana contemporánea, analizamos desde allí, la necesidad de las relaciones
intersectoriales ligadas a la empresa. Desde la evolución de la organización
productiva del trabajo y las posibilidades inmediatas de interacción entre sectores representativos de
la sociedad, en contacto directo y defensores de genuinos intereses
comunitarios.
La
relación entre empresa y sociedad como área de definición de políticas sociales,
pareciera ser una noción relativamente reciente en el escenario mundial e
incipiente en el local. De la misma manera que la noción de desarrollo
sustentable y capital social, que evoca la necesaria toma de conciencia por
parte de las empresas de una perspectiva a largo plazo que contemple no sólo la
construcción de valor para los accionistas, sino para el conjunto de actores
sociales que están ligados directa o indirectamente al contexto de la actividad
corporativa.
Esto significa un cambio en el
paradigma de intereses de la empresa que ya no sólo debe rendir cuentos en lo
económico por resultados y satisfacciones a corto plazo a sus accionistas
(“shareholders”) sino también por su comportamiento ético y conducta
medioambiental, al conjunto de los actores sociales: trabajadores, sociedad
civil, consumidores, sector público y proveedores (“stakeholders”). Construcción
social llamada “empresa” que asume su compromiso con la sociedad donde ejercita
su negocio y a la que le restituye el reconocimiento legítimo de su plusvalía.
Con sensibilidad y capacidad de respuesta a personas, grupos y organizaciones
que puede afectar por sus operaciones empresariales.
Esta nueva visión de “hacer empresa” debe ser vista
como otra forma de construcción social. Expresión colectiva con fin
determinado, autorizada a proclamar el objetivo lucrativo/rentable mediante la
generación de bienes y servicios para toda o parte de la sociedad, mediante un
contrato económico y social, donde el beneficio no puede ser tomado como un
fin, sino como un medio. Organización social que tiene permitido generar sus
propios recursos, para redistribuirlos con su propio criterio, pero donde la
rendición de cuentas le exige equilibrar sueldos justos, compromiso social,
regalías, y reinversión, que garantice sustentabilidad, reconociendo que su
vida económica, no es más que una parte integrante de la vida social en que se
desarrollan sus miembros.
Y en un
ámbito de respeto y reconocimiento mutuo de las diversidades, con tolerancia y
consensos, sin desconocer el interés por transaciones económicas eficientes,
usufructuar con mayor justicia, los beneficios obtenidos, mitigar y reparar los
daños producidos y mediante la creación de valores, conformar una viable y
feliz comunidad equilibrada.
Este reposicionamiento social del mundo corporativo, exige del mismo,
un compromiso de acción claro a favor de la creación de paternariados sociales
que se inscriban en el mejoramiento sistemático de la calidad de vida de las
comunidades. Aprovechar los conocimientos, habilidades, gestión de riesgos y
visiones empresarias, priorizando el interés de la comunidad. Manera “de hacer”
y “ser empresa”, que debiera ser la base de sustento de toda conducta con que
se denominase Responsabilidad Social
Empresaria (RSE) o Empresa Ciudadana.
En la
actualidad, considerar una buena relación entre empresa y sociedad con
prácticas altruistas, es simplemente ingenuo. De toda inversión, es sano que se
quiera obtener beneficios, pero se logrará, si la empresa comienza a ser
reconocida como un ciudadano confiable y responsable socialmente, como alguien
que tiene los mismos valores de los que están cerca. Así, si la empresa demuestra
ser sensible a las preocupaciones de los miembros de la sociedad, esta
naturalmente le otorga legitimidad y lealtad de sus consumidores, favoreciendo a
la elección y consumo de sus productos. En concreto, estar cerca y ser parte
activa las hace más competitiva.
La nueva
empresa debe asumir fervientemente su responsabilidad corporativa ante sus
empleados como patrono; ante sus clientes y proveedores como socios
comerciales; ante los inversores como administrador fructífero. También debe
reconocer que está vinculada a su
entorno social de forma directa: como conciudadano en cada uno de sus centros
productivos o comerciales y de forma genérica como miembro de la comunidad.
Ello, contribuirá al
reconocimiento social, ganado con la confianza despertada, que hace a una
empresa diferenciarse del resto y permite imponer su estirpe, garantizándole
subsistencia en el tiempo.
Honra y honor que parecen
perdidos en la crisis ética y dignidad de una sociedad materialista, enferma de
poder, corrupción e impunidad, pero también acosada por el delito, la
inseguridad y la muerte, provocada por aquellos excluidos económica y
moralmente, que ella misma generó y ahora tiene la obligación moral de
contribuir a su re encauzamiento.
No es solo exigir del Estado la recuperación de su
rol protagónico, productor y disciplinador, ni abogar por las libertades de la
propiedad privada y la ética de las empresas como se garantiza facilitar el
desarrollo a las personas y el crecimiento de la comunidad, que le permita
salir de la chatura y la mediocridad
Ello, debe ser llevado adelante mediante
un comportamiento ético en los negocios, involucrada en prácticas honestas y
transparentes, estableciendo altos estándares de proceder para con sus
empleados y ejercer un control ético en los niveles ejecutivos y de su cadena
de valor. Manteniendo un diálogo genuino que explicite los valores de la organización
respecto de:
- los inversores, brindando un
adecuado retorno sobre sus aportes económicos, que los deferencie de criterios
especuladores.
- los consumidores, respetando sus
derechos, ofreciendo productos y servicios de calidad y proveyéndoles información
verdadera y útil, a precio justo.
- los proveedores, involucrándose con
ellos en prácticas de comercio transparentes, coadyuvando a su crecimiento y
sustentabilidad de los emprendimientos.
- los empleados, promoviendo un
entorno de trabajo amigable, involucrándose en una gestión de recursos humanos
responsable, estableciendo un sistema de resolución de conflictos, justas remuneraciones
y recompensas equitativas, manteniendo con ellos una comunicación abierta e
invirtiendo en su desarrollo, personal y social.
- Compromiso con el medio ambiente:
mostrando intenciones de desarrollo moderando el impacto ambiental negativo que
genere, a través de programas de reciclado, tratamiento adecuado de residuos,
auditorías ambientales, etc.
- la comunidad, invirtiendo en ella e
impulsando una relación recíproca entre ésta y la corporación. Contribuyendo
con políticas públicas a erradicar la desnutrición infantil, la mortalidad materna y distintos males sociales.
Para ello, con
un orden más justo, donde se pugne por erradicar la corrupción, la burocracia
retrógrada, no existan oportunidades desiguales, es como lograremos crecer generacionalmente.
Capacitándonos, auxiliando a los rezagados y colaborando con los más hábiles y
talentosos, buscando alcanzar un estado de convivencia que permita sentirnos
artífices de una felicidad sustentable y duradera donde: el capital financiero
este puesto al servicio productivo y no a la ya conocida especulación, egoísta
y codiciosa; el capital humano, sindicalizado, coordinando, involucrado y
sintiéndose parte de las empresas. Respetando las diferencias. Aceptando las
responsabilidades; las organizaciones de la sociedad con transparencia y
participación, defendiendo y promoviendo el genuino crecimiento de los
intereses que representan.
La dificultad de superar prejuicios, antinomias y
raigambres culturales, sin un consenso previo de objetivos y procedimientos, no puede limitarnos a pensar
ilusoriamente que, solo la práctica habitual y progresiva de intercambio de
ideas y experiencias, mediante el
diálogo, nos permitirá enriquecernos y transformar progresivamente la
concepción de las relaciones entre micro-emprendimientos o PyMEs, y su
necesidad de ser insertadas en el encadenamiento productivo regular de una gran
empresa.
Para cimentar un desarrollo sostenible, es necesario
modificar criterios culturales de dominio por los de cooperación. Desarticular
antojadizas condiciones de ventajas o privilegios y construir vínculos, de los
que todos se sepan, y se sientan parte.
El Estado debe objetivamente promover la
ejercitación de “Responsabilidad Social”, para lograr el compromiso que
repercuta en todos los ámbitos. Propiciando progreso económico local y regional
a través de su involucramiento e integración, mediante honestidad de
procedimientos, nobleza de actitudes y
transparencia de gestión, como prácticas habituales de relaciones y
ejercicio de poder gubernamental.
Desde “La nueva empresa, la Empresa
cuatripartita”, libro de mi autoría, basados en prácticas de
Responsabilidad Social Empresaria, propiciamos un modelo organizacional, productivo y social,
como visión de interrelaciones humanas, desde el principal ámbito comunitario,
que moviliza: Capital, Trabajadores, a ONGs (como organizaciones
representativas de particulares intereses de la sociedad) y Estado, conviviendo, desarrollándose,
creciendo y complementándose simultáneamente a través de la misma acción. (3513 palabras)
Flores, 19 de Mayo de 2010.-