Con visión
de estadista, en uno de sus manifiestos doctrinarios,
Juan Domingo Perón planteaba
en 1949:
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No puede existir divorcio alguno
entre el pensamiento y la acción, mientras la sociedad y el hombre, se
enfrentan con la crisis de valores más profunda, acaso de cuantas su evolución
ha registrado.
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Es posible que
la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos
contacto directo con las realidades de la vida de
los pueblos. También es posible que el cultivo de las grandes
verdades, abandonara la persecución infatigable de las razones
ü
Los griegos de Sócrates se formulaban
grandes preguntas: el ser, el principio, la virtud, la belleza, la finalidad, y
trataron de formular debidamente sus tablas de Moral y sus principios de Ética.
No es lícito dar tales problemas por juzgados para permitirnos después
extraviar al hombre - que ignora las viejas verdades centrales - con nuevas
verdades superficiales o con simples sofismas. El hombre está hoy tan
necesitado de una explicación como aquellos para quienes Sócrates, tantos
siglos atrás, forjaba sus problemas.
ü
Se ha persuadido al hombre de la
conveniencia de saltar sin gradaciones de un idealismo riguroso a un
materialismo utilitario; de la fe a la opinión; de la obediencia a la
incondición.
Desde dicha base, como
dirigentes sindicales, debemos buscar opciones para ejercer un derecho y
modificar una realidad que nos coloca cada día con menos alternativas de
ejercer a los trabajadores, la libertad, gozar del bienestar, las mejoras del
crecimiento tecnológico y poseer igualdad de posibilidades.
Muchos nos sentimos en un
carro cuesta arriba, donde: algunos con el temor de caerse o ser excluidos por
la fuerza, tiran mediante la coacción o el sometimiento; otros muchos empujan y
creen sentirse felices aunque no sepan porque y muchos más se suben sin saber a
dónde van, simulando acompañar, mientras se acomodan buscando lo que más creen
les conviene.
Esta sociedad injusta,
mezquina y desigual no tiene futuro. En definitiva, ninguno disfruta plenamente
ni tiene posibilidades ciertas de crecimiento sustentable. Todos somos esclavos
de nuestras limitaciones o privilegios y disimulando entre ellos pretendemos
sobrevivir.
Si analizamos sin
apasionamiento los movimientos sociales, vemos como los que más tuvieron, más
influencias ejercieron para imprimirle el rumbo a las mejoras generales: los
reyes, los señores feudales, los terratenientes, los caudillos, las
oligarquías, los gobernantes etc., etc.
Hoy, ese papel lo tienen las
empresas. Consientes o inconscientes, dueñas del capital o simples
administradoras del capital aportado por anónimos socios, sin rostro, sin
patria ni bandera. Hasta muchos trabajadores, dueños de fondos de pensión o
pequeñas inversiones financieras de sus ahorros, constituyen una porción de la
maquinaria ilucrativa extraterritorial, que busca afanosamente mayor
rentabilidad como premisa orgánica.
Por eso, junto a los que se
dan cuenta que la cuesta cada día tiene inclinación más pronunciada, debemos
aportar nuestras propuestas y pensamiento, en busca de alternativas, que sin
ser la solución mágica a los problemas de la humanidad, puedan aportar
herramientas que permitan definir la diferencia entre intereses y necesidades y
así desarrollarnos individualmente, comprometidos al desarrollo general y
ligados por pautas de conducta y convivencia sanas, dignas y nobles.
Y aunque se pretenda
encasillarnos de ingenuos idealistas, utópicos trasnochados o nostálgicos
serviles al materialismo práctico, prejuzgando a los demás con
nuestras mismas intenciones, bien vale el intento por participar en la
construcción de un nuevo modelo de sociedad, más libre, justa y feliz.
Adalberto Tadeo Steinfeld Para
Intersindical.com/blog Abril de 2018.-
Muy buena elaboración. Felicitaciones
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