miércoles, 24 de mayo de 2017

¿Por qué razón, no germina la RSE en los trabajadores?

Razones que podrían hallarse analizando respuesta a preguntas de los propios afectados. Por ello compartimos esta serie de visiones.

¿Qué siente un gerente, o un profesional, cuando el más humilde de los trabajadores de cualquier sector, se le acerca para conversar?

Para evitar la necesidad de identificaciones subjetivas y personalizadas de las diferentes y específicas generaciones laborales,  por ser más gráfico tomamos la generación laboral próxima a entrar en la calificación de” adultos mayores”,  que en definitiva es la que heredó, modifico y construyó  los entornos que hoy encontramos, la cual desarrolló su existencia sobre una cultura basada en dos grandes pilares: la familia y el trabajo.
Familia que formo a semejanza de un modelo social-religioso, a partir de un proyecto personal idealizado y sueño de convivencia y contención afectiva. Crecimiento generacional vasado en principios y valores de respeto, admiración a liderazgos personales y búsqueda de satisfacción y bienestar personal.
Trabajo que desde la subsistencia y estabilidad, le permitió la obtención de recursos económicos que facilitaron ese mejoramiento material y aparente justicia social que se trasladaba al confort, sin asumir un grado de compromiso a futuro, de su vínculo con lo producido, ni búsqueda de su lugar legítimo en la cadena de producción que leyes si le fueron otorgando, transformando dichos derechos en meras expresiones jurídicas, ajenas a su existencia.
Hoy, se da cuenta que la familia se mueve sobre otras pautas diferentes y casi distantes a su raíz cultural. Que vive a distancia y no lo contiene ni lo acompaña y en muchos casos, hasta lo menoscaba. Que tiene que aceptar la convivencia con costumbres, conductas y valores que nunca imagino en lo personal y mucho menos en su entorno familiar. Las adicciones expuestas como expresión de libertad individual. Trasvasamiento generacional que le cuesta aceptar, minado de hipocresía, deslealtades, homosexualidad, lesbianismo, concubinatos temporarios por conveniencia. Aceptación natural de hijos extramatrimoniales, corrupción valorada según el nivel de exposición descaradamente expuesta.
Actividad laboral que se resiste a abandonar y que previsionalmente lo confina a una incertidumbre de capacidad de supervivencia, aumento de la expectativa de vida y soledad social no comprendida institucionalmente.
Recién toma contacto con su realidad cotidiana asumiendo su falta de desarrollo personal y propósitos de vida más allá de cuidar nietos o mascotas de sus hijos. Su desconexión entre su vida real y sus aspiraciones. Descuido de la naturaleza y del planeta. No halla los resultados de su búsqueda de libertad y superación. De ausencia de proyectos post-laborales, chatura socio-cultural e individualismo a ultranza solapado. Sueños desarrollados sin planificación ni propósitos ciertos. Se niega a asumir la traición a sus ideales juveniles, inducido por una sociedad de consumo que le hace pagar su desinterés de participación cívico-comunitaria y despreocupación por la inequidad de la distribución de la riqueza que el mismo contribuyó a generar.
Actitud de ignorar su subsistencia en un entorno socio-político-económico, local e internacional, suponiendo la inalcanzable posibilidad de sentir las consecuencias de cambios socio-culturales, para los cuales se negó, no encontró o le negaron su espacio de participación o involucramiento y que hoy paga por igual, como aquellos que supieron beneficiarse con esos cambios.
Consecuencias por no cuidar el medio ambiente. No prepararse para la tecnología que no pidió permiso para incorporarse a la vida productiva y cotidiana. A los cambios culturales, la globalización, las consecuencias de los “ismos” (capitalismo, socialismo, personalismos, populismos, etc. etc.).
Hoy, se siente obligado a no abandonar su puesto de labor, taponando el crecimiento de una juventud necesitada de espacio y una sociedad con alto grado de desempleo juvenil.  Si tiene recursos, conocimientos y aun capacidades intelectuales, vuelve en nuevas formas de consultorías, auditarías y/o asesores externos, en falso e indelebles vínculos laborales que las empresas explotan, pero que le permiten sobre existir en una sociedad que no lo reconoce y siente que lo lanza al ostracismo.
Criterios y aspectos que desde la empresa no se valora. Que aun, las que dicen y propagandizan prácticas sanas de RRHH, no canalizan con la urgencia, integridad, y participación que los trabajadores necesitarían. No se reconoce la interdependencia, la necesidad de comunicación, con transparencia y compromiso de involucramiento en la generación de oportunidades de crecimiento y superación.
RSE que no incluye a los trabajadores de base y mucho menos a los cuestionadores o sindicalizados. Que bajo el discurso de la subsistencia empresarial disfraza su interés por conservar su poder discrecional y arbitrario y su ambición de acumulación y lucro, sin reconocer la importancia en la que se asume cada miembro de su cadena de valor, contemplando, contribuyendo y mejorando sus vínculos. Actitud disimulada y acompañada por ese sector de gerentes y profesionales que con forzadas técnicas de liderazgo y sofisticado sometimiento, adiestra y maltrata por igual.
Desconfianza y desilusión mutante, que traslada en su labor diaria, falto de entusiasmo, creatividad y ejemplo para generaciones jóvenes, aun con ímpetu y ansias de reconocimiento y aspiración de crecimiento.


Adalberto Tadeo Steinfeld

Mayo 2017.- 

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